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El Santa Claus cristiano

Esta es la época de las críticas a la época. Ya se escucha y lee sobre lo pagano del 25 de diciembre y lo poco probable que Jesús naciera en el invierno de Judea. Claro, también tienen orígenes paganos otras muchas cosas de nuestra cultura pero se olvidan o se ignoran. Tampoco es tan pagano como se dice celebrar el nacimiento de Jesús en diciembre, pero ese es otro tema. Con todo, algo de innegables raíces cristianas podemos recordar esta navidad.


El moderno Santa Claus (también Santa Clós, Papá Noel o San Nicolás, sin contar los nombres en otros países e idiomas) tiene su inspiración en un personaje histórico llamado Nicolás de Myra, mejor conocido como Nicolás de Bari, ciudad donde reposan sus restos.


Como es usual en nuestros tiempos, hay personas que dicen que San Nicolás no existió y ofrecen explicaciones sociológicas para explicar su origen. Pero esas explicaciones “socio históricas” le deben tanto a la imaginación como las mismas leyendas sobre San Nicolás. La verdad, nos dice el historiador Adam C. English, es que “la evidencia histórica señala a San Nicolás de Myra como el hombre que habría de ser Santa Claus” (The Saint Who Would Be Santa Claus: The True Life and Trials of Nicholas of Myra. Waco: Baylor University Press, 2012).


Pero la verdad es que la vida de Nicolás está envuelta en historias y leyendas, como la de otros personajes de la antigüedad. Desde una perspectiva histórica, lo que sabemos de él nos llega principalmente por San Crisóstomo (349 – 407) y Metodio de Constantinopla (787-847), autores que no distinguen lo histórico de lo anecdótico y legendario, pero generalmente se acepta lo siguiente.


Nicolás vivió más o menos entre los años 280 y 343 después de Cristo. Nació en la ciudad de Patara y fue obispo de Myra, en Anatolia, lo que es hoy día Turquía. De niño quedó huérfano de una rica familia y fue criado por su tío, un obispo cristiano.


Se dice que desde niño Nicolás mostró gran celo por las cosas de Dios. Y cuando llegó a la mayoridad dispuso de su herencia a favor de los pobres y necesitados. A partir de ahí, Nicolás fue conocido por su afán de ayudar a los demás. Gustaba de dar regalos en secreto y hacer donaciones anónimas. El escritor español Nicolás González Ruiz (1897-1967) cuenta una de las historias más conocidas de Nicolás en el portal Mercabá:


Había en Pátara, según se dice, un hombre rico venido a menos que tenía tres hijas muy hermosas a las que no podía casar por falta de dote. Y el hombre fue tan ruin que maquinó el prostituir a sus bellas hijas para obtener dinero. Súpolo Nicolás—no es necesario admitir que por especial revelación divina, como quieren algunos—y, deslizándose en el silencio de la noche hasta la casa donde habitaban el padre y las hijas, arrojó por la ventana de la alcoba del hombre una bolsa de oro. Se retiró sin ser oído. Al día siguiente el hombre, con enorme regocijo, abandonó su criminal idea y destinó aquel oro a dotar a una de las muchachas, que inmediatamente se casó. El Santo, al advertir el excelente fruto conseguido, repitió su excursión nocturna y dejó otra bolsa. Y éste fue el dote de la segunda de las jóvenes. Nicolás repitió el donativo la vez tercera, pero en esta ocasión fue sorprendido por el padre, arrepentido ya de sus malos pensamientos, que se explayó en manifestaciones de gratitud y de piedad. Por él se supo lo ocurrido y que había sido Nicolás el generoso donante. (Puede leer más aquí ).


Entre las acciones legendarias de Nicolás se encuentra la de hacer regalos a los niños. Esto ha llevado a la costumbre de hacer regalos a los pequeños en la fiesta de San Nicolás el 6 de diciembre. Esta costumbre a su vez ha dado lugar o al menos ha influenciado en la práctica de dar regalos a los niños el día de navidad. Sobre todo, en aquellos lugares donde la celebración del día de San Nicolás se ha transferido y fusionado con la celebración de la navidad el 25 de diciembre, como en nuestro caso.


Los críticos de la navidad denuncian que pese a sus orígenes cristianos, el Santa Claus moderno es el producto del capitalismo consumerista, de la imaginación de escritores y publicistas y de la Coca Cola. Esas denuncias tienen mucho de verdad. Pero hay que tener en mente que la música cristiana, la venta de libros cristianos, la traducción y distribución de biblias, la enseñanza bíblica sobre los eventos del porvenir (profecía bíblica) y la plantación de iglesias se han comercializado significativamente, pero no encontramos a los evangélicos denunciando estos hechos y optando por no participar de ellos o por no reconocer su valor residual.


La navidad con la historia de Nicolás de Myra es una ocasión para dar testimonio de que la versión original es muy superior al producto del mercado capitalista. Esto lo expresa bien un poema de C. Myers y J. Rosenthal. El original del poema en inglés pueden leerlo aquí . Aquí les presento una humilde traducción al español. El poema se llama Santa y San Nicolás. Dice así:

Santa y San Nicolás

Santa Claus es redondo y regordete;

San Nicolás es alto y delgado.

Santa Claus lleva un gorro de media;

San Nicolás lleva el sombrero de un obispo.

Santa Claus viene el 25 de diciembre;

San Nicolás viene el 6 de diciembre.

Santa Claus se ve a menudo en las tiendas;

San Nicolás se ve a menudo en las iglesias.

Papá Noel vuela por el aire desde el Polo Norte;

San Nicolás caminó sobre la tierra, cuidando de los necesitados.

Santa Claus, para algunos, sustituye a Jesús en Navidad;

San Nicolás, para todos, señala a Jesús en Navidad.

Santa Claus no es malo;

¡Solo que San Nicolás es mejor!

FG

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