Papa Francisco y la confesión
Hace poco tiempo estuvo difundiéndose una foto del Papa Francisco haciendo su confesión como cualquier católico comprometido. Una bloguera (sí, ya se encuentra esa palabra en el DRAE) de la revista evangélica Christianity Today, Amy Julia Becker, escribió que se siente agradecida por el ejemplo del papa Francisco. De acuerdo a Becker, aunque uno no crea en a confesión sacerdotal, “Dios nos creó para ser una comunidad donde compartiéramos nuestras acciones de gracias y alabanzas, y nuestras confesiones y dolores de cabeza”. Esto es muy cierto. De hecho, el NT exhorta a confesar nuestras ofensas unos a otros. Santiago 5:16. Comentando este verso escribió el teólogo luterano Dietrich Bonhoeffer lo siguiente: “Quedarse a solas con el propio mal es quedarse completamente solo. Y puede ser que, a pesar del culto en común, la oración en común y la comunión en el servicio, haya cristianos que permanezcan solos, sin llegar a formar realmente comunidad. ¿Por qué? Porque si bien están dispuestos a formar parte de una comunidad de creyentes, de gente piadosa, no lo están para formar una comunidad de impíos y pecadores. La comunidad piadosa, en efecto, no permite a nadie ser pecador. Por esta razón cada uno se ve obligado a ocultar su pecado a sí mismo y a la comunidad.
No nos está permitido ser pecadores, y muchos cristianos se horrorizarían si de pronto descubriesen entre ellos un auténtico pecador…«A quienes perdonéis los pecados, les serán perdonados; a quienes se los retengáis, les serán retenidos» (Jn 20, 23). Por esta promesa Cristo nos ha dado la comunidad, y con ella al hermano, como un medio de gracia. El hermano ocupa desde entonces el lugar de Cristo. Ya no necesito, por tanto, fingir ante él… La confesión ante el hermano es una terrible humillación: duele, humilla y abate nuestro orgullo.
Presentarse ante el hermano como un pecador produce una vergüenza casi insoportable. Porque en nuestra confesión de culpabilidad sobre pecados concretos, nuestro prójimo puede asistir a la muerte dolorosa de nuestro hombre viejo”. Los evangélicos no creemos en el sacramento de reconciliación para obtener la gracia del perdón, pero sí creemos en la sanidad espiritual y reconciliación que puede traernos la confesión ante nuestros hermanos y hermanas en la fe.
FG